El agua, recordando aquella definición que nos facilitaron en la escuela, debe ser incolora, inodora e insípida, esto es que no ha de tener ningún color, por lo tanto debería ser transparente, no ha de tener ningún olor, por lo que no debería oler a nada y no ha de tener ningún sabor, por lo que no debería saber a nada.
Estas primas respecto a las cualidades del agua deberían cumplirse, de no ser por sus cualidades como disolvente universal, las cuales facilitan, que el líquido elemento adquiera ciertas propiedades (no todas ellas deseadas) de todos aquellos elementos o materias que, en su ciclo y camino hasta nuestros hogares va a ir adquiriendo por contacto y disolución de los mismos.
Para lograr acercar lo más posible las cualidades del elemento agua a la definición de pureza deseada disponemos los equipos de ósmosis inversa como los sistemas más eficientes en consumo y económicos en mantenimiento.